EN LA ALBUFERA ESTRATÉGICA

APUNTES A LO LARGO DE LA COSTA

Por Alejandro Marchionna Faréi 

En camino de Mar de las Pampas hacia el partido de Necochea, la ruta provincial 11 bordea Mar Chiquita, la albufera de la provincia de Buenos Aires. 

El accidente geográfico 

Una albufera es un espejo de agua salada o ligeramente salobre, separada del mar por un cordón de arena pero en comunicación con el mar por uno o más puntos. Su formación suele deberse a la colmatación1 de una antigua bahía por los aportes sedimentarios del mar o de un río. Si las mareas no son fuertes y el sedimento se deposita en una lengua cercana a la costa se forman albuferas largas y estrechas, separadas del mar por una estrecha barra paralela a la orilla; sus temperaturas son mucho más cálidas. 

La albufera es un entorno protegido del mar con una mayor y particular riqueza vegetal e ictícola. En síntesis, ni la vegetación ni los peces son los mismos que en el mar circundante, ni son tampoco las de los afluentes (ríos o arroyos contribuyentes) que la forman. 

La albufera argentina 

En la visión de un estratega, la albufera es una buena metáfora de buena parte de la economía argentina. Para muchos sectores de actividad económica de nuestro país, el mercado interno resulta un entorno protegido del mar embravecido de la competencia internacional, consecuencias de décadas de un proteccionismo mal concebido y de un aperturismo poco inteligente. Aranceles altos que han desincentivado la innovación y la inversión. Baja de aranceles para contener la inflación, lo que no es una solución al problema de fondo, y sin embargo hemos visto a gobiernos de distinto signo recurrir a ese mal remedio. 

Por lo tanto, se puede mirar al entorno albufera como una situación de competencia amortiguada por la intervención estatal. En ese entorno, hay empresas que han crecido en función de la salud del mercado interno sin tener que hacer frente a la dinámica competitiva de la economía globalizada del siglo XXI. Como muchos instrumentos de política industrial, el resultado ha sido la supervivencia de empresas que no están verdaderamente preparadas para competir en mercados globales. 

Desde otra perspectiva, también existe la estrategia albufera. Esta constituye la búsqueda consciente de muchas empresas argentinas de dominar y explotar el mercado interno respondiendo a la inecuación de valor de los consumidores locales,  

En la albufera argentina existen muchos sectores con productos caros, tecnologías atrasadas (cuando no obsoletas) y empresas poco competitivas. 

Un caos estratégico 

Hace años que predico lo contrario a la estrategia albufera de tantas empresas locales. Argentina es un mercado pequeño o mediano con un poder adquisitivo moderado y en reducción constante desde hace décadas. El mote “rico como un argentino” de la Belle Époque ha caducado desde la mitad del siglo XX. 

A pesar de esta situación, existe en el país un fondo aparentemente inagotable de energía emprendedora. Como sociedad hemos sido testigos de la creación de varios unicornios con origen en Argentina como Globant y Mercado Libre. En paralelo la escena argentina de start ups es vibrante, lo que confirma una resiliente capacidad de creación de ideas y emprendimientos. 

Por el contrario, su contrapartida del lado del capital, el mundo del venture capital2, no muestra el mismo dinamismo en nuestras costas. Este mismatch3 lleva a que emigren demasiados emprendimientos y emprendedores como forma de permitir su expansión regional y global. 

Esta irresistible necesidad de emigración se debe en buena medida a la mentalidad “albufera” que permea las instituciones y la cultura social del país.  

Mi empresa recreada para el 2040 

El empresario con vocación de continuar siéndolo dentro de quince años tiene que sacarse de encima las restricciones mentales de la albufera argentina. Tiene que poner proa rumbo al mar abierto. Necesita mirar con ojo crítico su empresa y calafatearla para olas gigantes. Porque la verdadera riqueza y la rentabilidad están en otras costas, no sólo en el hinterland porteño 

¿Cómo salir de la albufera? Hay varios pasos que hay que ir dando rápidamente. El primero es volver a participar en ferias y congresos ya sea en el exterior o en foros virtuales: es en ellos donde se ejercita el ojo crítico para juzgar los avances en tecnología de producto y de producción. La consecuencia inmediata es la posibilidad y el objetivo de desarrollar relaciones fuertes con socios tecnológicos y comerciales de otros países. 

Afinar el lápiz es un paso fundacional para muchas empresas argentinas. Se trata de revisar profundamente la ecuación económica del negocio comparándola con competidores globales. Trabajar en proyectar los resultados y el patrimonio de la empresa en distintos escenarios posibles de apertura y penetración de jugadores globales en el mercado argentino y en otros del exterior. 

Con los números claros, se debe reformular la estrategia de la cadena de valor de la empresa. Quizás haya que centralizar ciertas operaciones o tareas que son claves en el desarrollo de know how propietario. Quizás haya que tercerizar actividades en las que la escala no justifica su integración en la empresa. Estos razonamientos no deben limitarse a las fronteras argentinas, sino que debe razonarse a escala Mercosur en primer término y con visión global con rapidez. 

Piense en satisfacer las necesidades de los clientes del mundo, más allá de los clientes locales que lo han llevado a donde está. Demasiadas veces los clientes de otros países anticipan y confirman tendencias y visiones que se insinúan en Argentina. Conciba productos y servicios para mercados del exterior, conciba productos y servicios globales. 

Invierta en reformar su empresa como un jugador global, aunque parezca de tamaño pequeño: siempre hay oportunidades en segmentos o países impensados. Si lo hace bien, lo afectarán mucho menos las divagaciones de los gobiernos de turno.  

Una nueva ecología para empresas con alcance y ambiciones globales 

Si realmente el país ha cambiado de rumbo hacia un desarrollo constante y sustentable, esos mismos empresarios tienen que ser mensajeros y practicantes de una visión de país con una economía abierta en la que las empresas conciban al mundo entero como una oportunidad de negocios. Deberán pedir la eliminación de las protecciones de la albufera porque a nivel mundial apertura de mercados se paga con apertura de mercados. 

El rol de nuestras empresas – de cada una de ellas – es generar valor sustentable en sana y regulada competencia en un entorno global. El Estado no agrega valor, pero tiene el deber y el rol de generar un marco adecuado para que generemos valor en el sector privado. 

Con la mirada fija en el 2040, el equipo de INTEGRA quiere trabajar con todos aquellos empresarios que tomen este tremendo desafío en serio y que se decidan a jugar según las reglas de un mercado verdaderamente global: en alta mar, en otras costas, decididamente bien lejos de nuestra albufera… 


1 Relleno de una depresión natural o artificial debido a la acumulación de sedimentos.

2 Capital de riesgo, en castellano. 

3 Falta de coordinación entre dos fuerzas opuestas.


i Presidente de Integra Negocios. Miembro de la Cátedra PwC de Gobierno de las Organizaciones del IAE Business School. Secretario de la C.D. y presidente del Comité Académico del Instituto de Gobernanza Empresarial y Pública (IGEP), miembro por Argentina del GNDI (Global Network of Director’s Institutes). Presidente de la Fundación Andes. Graduado de los programas DICA I, DIEPE I y CORPSEC I del IGEP. Fellow y Chartered Director del IoD (Gran Bretaña). Ingeniero Industrial (UCA), MBA (Harvard), Doctor en Dirección de Empresas (UCEMA), PAD (IAE). 

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