JUBILARSE, ¡JAMÁS! 

Por Alejandro Marchionna Faré 

Si miro para atrás en la historia familiar, parecería que esa frase de énfasis ha sido patrimonio de los varones Marchionna. Mi abuelo murió con las botas puestas manejando su empresa gráfica a los 87. Mi padre murió después de un período de unos meses en que no tuvo acceso a su oficina en un pequeño estudio contable compartido con su primo a los 85. Yo acabo de cumplir 67 y la verdad es que no está en mis planes abandonar mis actividades profesionales, académicas y sociales por un buen número de años – en función de que me acompañen la salud y las ganas. ¿Seremos una raza de emprendedores workaholics

Un artículo reciente de The Economist1 en su número del 27 de enero de 2024, me tranquilizó a través de sus conceptos. El columnista Bartleby, que tituló al artículo “Por qué nunca debería jubilarse”2, argumenta que quien se jubila debe temer a diversas pérdidas: de ingresos, de propósito, relevancia. Quizás por eso, cita el columnista, hay algunos nombres famosos de gente de edad avanzada en plena actividad. Giorgio Armani, 89; Warren Buffet, 93; su mano derecha en Berkshire Hathaway Charlie Munger, en plena actividad hasta su fallecimiento en 2023 a los 99. 

Según una encuesta realizada en los EE. UU. que cita dicho artículo, un tercio de las respuestas indicó que la persona consultada nunca se jubilaría. La causa principal: la pérdida de poder adquisitivo de sus jubilaciones provistas por una Seguridad Social bastante bien organizada y fondeada– problema agravado dado el sistema que impera en la Argentina de hoy… 

En otros tiempos que parecen tan lejanos, alguien como Warren Schmidt, protagonista de una recordada película3 protagonizada por Jack Nicholson, se jubilaba como actuario jefe de una compañía de seguros en el Mid West americano. Fiesta de despedida un viernes a la tarde, reloj de oro y a una nueva vida. Algún ejecutivo con energía se podía involucrar en una caridad, aprender bridge u ocuparse de sus nietos. Pero esto ocurría después de los 60, en general. 

En un ambiente de negocios con cada vez mayor influencia de la tecnología, los ejecutivos tienden a retirarse cada vez más jóvenes. Aunque busquen mantenerse al tanto de la evolución de su campo de expertise, la realidad es que ya no están más en el centro de la escena bajo las luces de las candilejas. Sin embargo, la expectativa de vida sigue creciendo y sin una visión clara del futuro, el reciente paso al costado puede significar que uno empieza a sentir una desmotivación ante una vida vacía por delante. 

La autoestima y el crecimiento personal pueden provenir de fuentes que no son las del trabajo o la profesión que uno ha ejercido durante una primera y larga etapa de la vida. Hoy se puede pensar en una riquísima segunda etapa trabajando en puestos críticos por tiempos limitados, en tareas consultivas part-time, en la docencia práctica no académica, en el mentoreo de gente que recién llega al mundo profesional. Admitamos que construir un portafolio de actividades sin las presiones a las que uno está habituado es un buen sustituto para quien no acepta ser consumidor de paquetes turísticos para la tercera edad, funciones de matinée, vernissages de galerías de arte, clubes de degustación… 

Bartleby se pregunta por qué esas actividades les parecen sin propósito claro e incluso generan vergüenza ajena. Una primera causa es que la sensación de seguir siendo útil es fundamental – como bien lo atestigua el personaje de Ben Whittaker tan bien interpretado por Robert De Niro en el film “Pasante de Moda”4

Giorgio Armani está claramente estimulado por su involucramiento en la diaria de su negocio: cada diseño debe tener su firma de aprobación. 

En el final del artículo, Bartleby señala que cómo se vive la edad es determinante para definir la voluntad y la actitud de la persona frente al trabajo. Tengo compañeros de Facultad que claramente disfrutan de frecuentes excursiones de pesca en el sur o largos viajes para visitar hijos (confieso que yo también disfruto de estos viajes, con la laptop bien al alcance de mis manos…). Conozco colegas que entregan sus matrículas al llegar a los 70 luego de una exitosa carrera profesional.  

Y conozco muchas personas que, como tres generaciones de Marchionnas, resuelven que la edad no puede ser un impedimento para seguir pensando, creando, empujando las fronteras de sus campos de conocimiento. Seguramente lo haremos con una intensidad menor a nuestra cuarta o quinta década. Pero con la convicción de que todavía tenemos mucho que aportar, sobre todo en un mundo de start-ups en el que jóvenes con mucha energía, pero sin tanta experiencia pueden ahorrarse muchos problemas con una referencia con canas. 

La clave está en dosificar la energía y el tiempo a dedicar al trabajo, dejar espacios cada vez más amplios para actividades que a uno lo gratifiquen, dedicar más tiempo a hobbies y deportes que lo despejen, devolverle a pareja y familia el tiempo que les hemos pedido prestado durante décadas. 

En esta etapa contará como siempre el equilibrio personal, la aceptación del paso del estrellato en la escena a la participación desde un palco bien visible – sin robar la escena a quienes se la han ganado con justicia.


1 Semanario británico fundado en 1843. 

2 “Why you should never retire” en el original en inglés.

3 “About Schmidt” (2002) dirigida por Alexander Payne.

4 “The Intern” (2015) dirigida por Nancy Meyers y con la gran Anne Hathaway como la estresada ejecutiva de una start-up.

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